Es ciertamente complicado pretender
arbitrar a cualquier grupo de humanos para acercarnos, entre todos, a la realización
de un proyecto, aunque este –a priori- no parezca tener discusión, por ser
evidente y además necesario.
Una de las razones por la que hace un
año salimos miles de personas, millones en todo el mundo bajo el amparo del
llamado #15M fue por la rabia-desesperación que como sociedad sentíamos, por la
perdida del –suelo bajo nuestros pies- del llamado “estado del bienestar”.
Esto anterior, que sorprendió y de
hecho sigue sorprendiendo a muchos. Poco a poco se ha ido trasformando en una atomización
de corpúsculos que, por separado, son útiles –a veces-, totalmente estériles en
la mayor parte de los casos, pero que cumplen al menos dos cuestiones; a saber.
1.- En primer lugar están
consiguiendo tranquilizar nuestras conciencias, ya que es una especie de “peaje
social” el que cada uno de nosotros pagamos, dado que estamos viendo como se
desmorona el estado del bienestar y –a priori- nos parece mal, estar sin hacer
nada.
De hecho cuando se realizan
encuestas, hay un nutrido grupo de personas que se manifiestan –en contra- del
#15M, cuando –de entrada- dijimos que éramos apartidarlos y sindicalistas.
Si les preguntamos a parte de los que
están –legítimamente- en contra del #15M tenemos dos grupos bien diferenciados.
a.
El primero mas numeroso que simplemente se sienten
molestos porque “ellos”, que están perdiendo también su “status” no quieren que
nadie se lo “reproche” y por ello están en contra.
b.
Hay otro grupo que siempre creyó en que las “clases”
sociales es una buena cosa y que esto colabora a que –los de abajo- sigan
estando donde siempre debieron estar.
En ambos grupos creo que si tuvieran
la oportunidad de leer e informarse se darían cuenta que –esto- también para
ellos es intrínsecamente nefasto.
Como segunda derivada de la situación
actual del movimiento “revolucionario”, de cambio del #15M, creo que realmente
nunca fuimos ninguna amenaza para ninguno de los poderes establecidos porque sabían
–de entrada- que el movimiento asambleario –por si solo- atomiza el empuje de
la población, al tiempo que la mantiene entretenida.
De hecho desde que estamos en la
calle, se han ido sucediendo estafas, corrupciones, etc, etc y ni ha cambiado
el sentido del voto –como castigo al corrupto- ni siquiera ha servido para que
los partidos “tomen nota”.
De todo lo anterior y, como creo que
no podía ser de otra forma. Yo personalmente renuncio a emplear mas tiempo del estrictamente
necesario, aun sabiendo que así se conseguirá poco, a la revolución pacifica
como tal.
Me inclino mas hacia acciones de
auxilio al perjudicado por este sistema, de forma simplemente “puntual”, que de
entrada es mucho mas humilde pero ciertamente sirve para intentar resolver
cuestiones a las que tienes acceso.
Esto ultimo me requiere “cambiar de
velocidad”, ya que sino te piíllas unos –berrinches- nada buenos para tu salud.
Se debe contar con la fuerza y el ímpetu
personal, y con el de otros “locos” como tu que están dispuestos a –esforzarse-
y perder de su comodidad diaria, a favor de los demás.
Bueno siempre fue así la cuestión y,
no tenia porque cambiar la “cosa”.
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