A partir de mañana, 01 de septiembre,
varios miles, cientos de miles de personas que dicen -son ilegales-, por el
complicado hecho de que en su país, en su pueblo y en su familia no pueden
sobrevivir.
Es por ello, que los más fuertes, los
más jóvenes, y en suma los que más probabilidad tienen de sobrevivir. Se
sumerge en una patera y se lanzan hacia el -sueño americano-, a la europea aún
sabiendo que en este continente los vamos a tratar peor que a los perros, aún
sabiendo que la declaración de Derechos Humanos esta llamada UE, simplemente se
la pasa por el arco del triunfo”.
A partir del día 01 de septiembre,
una especie de -domingo negro -parecido a la represión que los nazis llevaron a
cabo con los judíos en sus propios gettos, si uno de esos “bultos ilegales” que
pasean por nuestras calles sin -al parecer -ser vistos por la administración
del Estado español.
Si alguno de ellos “osa” caer enfermo
y además ha tenido la -suerte-de caer en una Comunidad Autónoma hostil con la
declaración universal de Derechos Humanos, posiblemente le atenderán en -urgencias
-y; si la enfermedad fuera del tipo -crónico-, simplemente -pasarán de el-. Y
ua está.
Es curioso que a nuestros perros, los
tenemos identificados con un chip personal que nos dicen todos sus datos e
incluso los de su dueñ@.
Son perros, son animales y los
tratamos sin duda con mayor deferencia que a estos llamados -ilegales -O -sin
papeles -.
Ya me gustaría mi saber en qué parte
de que tratado dice que una persona es -ilegal -porque no tiene papeles-.
Es que acaso no respira; es que acaso
no nos habla. Simplemente, es que acaso no es persona.
El gobierno Rajoy que nos dijo, en
campaña electoral, que era cuestión sencilla para este país que apareciese la llamada “solvencia–pais”, en tan sólo ocho
meses ha duplicado la -prima de riesgo-, ha deshecho los servicios sociales,
está desahuciando a los extranjeros que, en su mayor parte, por la ineficacia
administrativa de todos los gobiernos desde la transición. El hecho denominado
inmigración, sigue siendo un problema, que ni saben ni pueden ni quieren
resolver.
Quizás cuando pasen los años y, algo
de lo que les estamos haciendo a los inmigrantes documentados o sin documentar,
que viven en nuestro país.
Quizás cuando nuestros propios
familiares, suficientemente jóvenes, evidentemente preparados. Como los que
ahora llamamos ilegales, sin duda los más preparados de esta sociedad española.
Sin duda, los que más posibilidades tienen de sobrevivir en sociedades como la
alemana.
Quizás cuando nos cuenten, que los
han ninguneado, maltratado y por supuesto explotado tanto por su preparación,
como por el simple hecho de ser españoles.
Quizás entonces nos acordemos de
todas las personas humanas, de todos esos bultos con piernas, a los que ahora “no
vemos” por las calles cuando nos cruzamos con ellos.
Y quizás sólo quizás, en aquel
momento nos demos cuenta de la inmoralidad que supone pretender llamar “a eso”,que
ha Decretado la ministra Mato, como turismo sanitario.
Este gobierno está consiguiendo que
la sociedad que; económicamente -y no sólo por culpa del gobierno -nos está
dejando de nuevo en el siglo XX, por
allá por 1.960. En cuanto a la tolerancia social, a la moralidad -meapilista-,
que hará que cuando la crisis se olvide, nos daremos cuenta en la pérdida
funcional y real de derechos sociales. Derechos que quizás nunca volvamos a
poder disfrutar, a donde nos está llevando este gobierno, sin ideología, sin
capacidad de gobernar y con una soberbia propia de anteriores épocas.
De cualquier forma y por terminar,
cada día me asombra más, de los sólo que me encuentro que las reivindicaciones
sociales, en las que -de forma genética -me veo involucrado.
Tremendamente solo, o escasamente
acompañado en los asuntos de defensa -de los desahuciados- por causas bancarias.
Especialmente sólo, o escasamente
acompañado en la reivindicación de comedores sociales -se supone -para atender
entre otros a todos aquellos que, aun con dificultades creo que están en su
casa sentados –esperándo no se que-.
Sin duda todo lo anterior debe ser
cuestión de mi ya casi probecta edad; cincuenta y cuatro años, que estará
afectando a mis neuronas y convirtiendome en un –cuasiabuelo gruñón -. Redlos.
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