En estos tiempos tan aparentemente
convulsos, creo que los gobernantes actuales y futuros pueden estar tranquilos
ya que –como perteneciente al colectivo de indignados de este país- puedo
afirmar que “a este paso” tardaremos centurias en hacer una revolución que “acojone”
mínimamente a los que de forma totalmente calculada nos dirigen –sin nuestro
concurso-.
De forma esporádica e incluso podríamos
decir que –a menudo- se convocan manifestaciones. Hoy por un asunto, mañana por
otro y así casi cada día.
En cada una de ellas vamos los
interesados en que se solucione –lo Mio-.
Todo ello sin tener la conciencia de
que “lo Mio” es “lo tuyo” y en general es lo de tod@s.
Eso si, mediante las redes sociales
damos difusión a cada una de ellas y en los diferentes muros nos explayamos
adecuadamente contra quienes nos gobiernan.
Pero salir, lo que se dice salir a
hacer la revolución que necesita este país. Eso es otro cantar.
Hoy no me va bien porque he quedado a
comer con no se quien, o quizás es que esta haciendo un día de perros.
También puede valer el argumento que
tanta manifestación cansa, etc. etc.
Y mientras tanto los que se están
llevando el poco dinero que nos queda y los que aniquilan nuestra escasa
dignidad como ciudadanos. Esos se están descojonando desde sus casas.
Decimos y, con toda seguridad que
estamos en lo cierto que somos “el 99% del total de la población”.
Pero a ese slogan le falta una
coletilla. De ese 99 %, estamos unidos a razón de menos de 1 persona por grupo.
O lo que seria lo mismo que somos TRES y vamos por CUATRO calles.
Esto viene ocurriendo ya desde el
propio #15M.
Nos eternizamos en asambleas poco
operativas, llenamos de forma anecdótica –de acuerdo a los intereses de los
medios de información- algunas calles, pero en ningún caso SALIMOS DE NUESTRAS CASAS,
PARA VOLVER CUANDO HAYA TERMINADO LA REVOLUCION.
Y eso anterior es lo que se hizo en
la Revolución francesa y en otras del mismo calibre.
Mientras salgamos a hacer la revolución
los Sábados de 16.00 a
18.00, creo que los sátrapas que nos gobiernan pueden estar tranquilos.
Mientras tenga mayor audiencia un
programa del corazón en cualquier televisión nacional que la suma real de los
que esta tarde salgan a manifestarse, la casta política no tiene porque
alterarse por los movimientos convulsos de su sillón. Estos no se darán.
A estas reflexiones con toda
seguridad me saldrán contestaciones de teoricos que dirán que la fuerza se
acumula y que de pronto llegara un día que la “cosa” dará la vuelta, etc. Vale,
pa vosotros la perrica.
Yo creo que la física esta en lo
cierto y el par de fuerza. Es decir la potencia efectiva de un movimiento se consigue
con la tan demostrada formula de Fuerza por Distancia. Y nosotros eso de la
distancia lo tenemos demasiado verde.
Pareciera que no nos interesa
demasiado saber realmente lo que le pasa al vecino, aunque eso si, nos escandalizamos
cuando Jordi Evole nos lo enseña por la tele.
Pareciera que el hecho de que la Monarquía
de este país, mano con mano con los dirigentes de uno y otro signo se lo hayan
llevado crudo, nos da lo mismo. Aunque eso si, esta mañana habremos puesto a
parir al yerno del Rey, sobre todo si esta la televisión presente y salimos en
ella.
Y así podríamos repasar todos y cada
uno de los escándalos que, solamente con -uno de ellos-, en cualquier país de
medio pelo hubiera supuesto una catarsis institucional.
Enfin esto es lo que hay. Y no tomeis
esto como una cesión por mi parte a la depresión, sino solamente como un baño
de realidad que conviene tenga en cuenta para que no me vaya dando ostias de
forma cuasi continua pensando que se esta cambiando algo.
Cada cual deberá sacarse sus castañas
de su fuego y el que la haya metido, pues deberá ser consciente de que la
pagara probablemente de por vida.
Y todo eso porque sucede, pues
precisamente en el pecado esta la penitencia. Porque somos el 99 %.
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