Las
entidades financieras utilizan como uno de sus principales argumentos
que encarecería las hipotecas y eso perjudicaría al consumidor.
-La
realidad es que la banca también sería una gran perjudicada, porque
su crecimiento de los últimos años se ha basado en la concesión de
hipotecas.
Encarecerá
las hipotecas.
Es
el principal argumento que está esgrimiendo la Banca para oponerse a
una modificaciónde la Ley Hipotecaria, en general, y de la
popularización de la dación en pago, en particular.
Según
su razonamiento, los particulares serán los principales afectados,
al tener más difícil poder acceder a este tipo de créditos y, por
ende, a la posibilidad de adquirir una vivienda.
Pero
la realidad es que la propia banca es la primera interesada en que no
cambie ni una coma de la normativa, porque la inmensa mayoría de su
crecimiento en los últimos años se ha basado en la concesión de
créditos
a familia y empresas, con las hipotecas como producto estrella.
Los
números hablan por sí solos. Según el informe "”El
Sector Bancario Español en el Sector Internacional”, editado por
la FUNDACION BBVA
y elaborado por los profesores Joaquín Maudos y Juan Fernández de
Guevara, entre 1997 y 2007, cuando se creó la burbuja inmobiliaria,
el 73% del crecimiento del activo de las entidades se explicó por el
volumen de “préstamos
concedidos, fundamentalmente a familias y empresas.
Esta
cifra se eleva hasta el 75,6% cuando se mira sólo el periodo que va
de 2002 a 2007, frente al 51,8% de la media europea, ya que, a
diferencia de lo que ocurrió en España, la actividad bancaria de la
eurozona también se basó con fuerza en la renta fija y en la
financiación concedida al sector no residente.
Y
dentro del tipo de préstamos concedido por la banca española, el
destinado a la compra de vivienda ha sido el más importante,
al representar el 21,9% de su total, frente al 17,8% de la media
europea.
Años
de excesos.
Suma
y sigue, porque entre 2002 y 2007, mientras el crecimiento de la
concesión de préstamos hipotecarios en la eurozona se incrementó a
un ritmo del 9,03% anual, en España lo hizo en un 19,32%, diez
puntos más.
También
fue muy superior a la media
el incremento de los créditos al consumo en España
(13,09% frente al 3,49% anual) y de otros créditos (11,94% frente al
3,91%), aunque comparados con los hipotecarios, su incremento se
queda pequeño.
Este
enardecido ritmo de concesión de préstamos explica el disparado
nivel de endeudamiento que tienen las familias (850.000 millones en
la actualidad) y fue el maná que permitió a la banca española su
espectacular crecimiento.
Una
expansión que, especialmente en el caso de las cajas, ha demostrado
tener pies de barro, ya que cuando la barra libre crediticia
desapareció -tanto por la falta de liquidez de las entidades como
por la imposibilidad de las familias de pedir préstamos- el sector
se vino abajo.
Tan
abajo, que España ha tenido que pedir una linea de Credito de hasta
100,000 millones a Europa, para evitar su quiebra.
Sin
embargo, la morosidad hipotecaria sigue siendo espectacularmente
baja, ligeramente superior al 3%, lo que indica que, a pesar del 25%
de desempleo y de la agónica situación que viven muchos hogares, lo
último que dejan de pagar las familias es su vivienda.
Todo
un salvavidas para el sector financiero, se podría decir que la
mejor garantía posible. ¿Para qué cambiar?
Intereses
y más intereses.
Cuando
las entidades financieras aseguran que ellas también resultan
perjudicadas al tener que embargar una vivienda, porque su negocio no
consiste en quitar pisos, sino en dar créditos para que la gente los
compre, dicen la verdad.
Cuando
afirman que son las primeras interesadas en volver a conceder crédito
y en que la liquidez circule por la economía, también dicen la
verdad, porque su margen viene de los intereses que cobran con los
préstamos.
Otro
motivo por el cual tampoco quieren cambiar la actual Ley Hipotecaria
introduciendo medidas contra el Sobreendeudamiento, ya que éstas
limitan indirectamente el ingente nivel de intereses que han cobrado
hasta ahora.
Este
razonamiento básicamente se resume en cumplir
los criterios de prudencia que recomienda el Banco de España:
limitar el importe de la HIPOTECA al 80% del valor de tasación; a 25
años el plazo; y al 30% de los ingresos netos la letra mensual.
Estas
reglas quedan muy lejos de los créditos al 120% del valor de
tasación, concedidos a 40 años y con una letra que suponía la
mitad, y más, de los ingresos mensuales. ¿Por qué los concedió la
banca? Y la pregunta del millón, ¿por qué sigue ofreciendo
hipotecas al 100% durante 35 años cuando se ha demostrado tan
nefasto?
Porque
cuanto mayores sean el plazo y el importe, muchos más intereses
termina cobrando la banca a lo largo de la vida del crédito y más
ganancia obtiene.
En
cambio, si se limita, su ganancia sería menor, el valor de los pisos
caería, la gente se vería forzada a ser más prudente, porque
necesitaría ahorrar y cumplir unos requisitos más estrictos para
comprar una casa, y la lógica indica que debería
desarrollarse un mayor mercado de alquiler que
rivalizaría cada vez más con el hipotecario.
¿Quién
es entonces el perjudicado por el encarecimiento de las hipotecas?
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